miércoles, 23 de noviembre de 2016

Ante la carta apostólica “Misericordia et misera”


Ante la carta apostólica "Misericordia et misera" donde se extiende la facultad de los sacerdotes de absolver del pecado del aborto, y la multitud de comentarios que se han generado al respecto, desde Spei Mater - Proyecto Raquel, respuesta de la Iglesia al sufrimiento del aborto provocado, queremos comentar algunos aspectos :

a. Es una buena noticia en cuanto a que facilita que las personas arrepentidas y rotas puedan acercarse a Quien es la fuente de toda Misericordia y Perdón. Sin embargo, la Iglesia ya ha venido acogiendo con misericordia a las personas que han sufrido un aborto provocado, sin duda, el Proyecto Raquel, que busca no sólo la reconciliación sino también la sanación es prueba de ello. Eso si, el requisito sigue siendo el mismo un corazón arrepentido


b. En ningún caso debe entenderse como una "normalización" del aborto o como suavizar la gravedad del mismo y de su destrucción: el aborto es siempre muy grave y quitarle importancia no hace bien a la persona que está sufriendo sus consecuencias, antes bien supone minimizar su dolor y su pérdida.

c. Tampoco el Papa está hablando específicamente de las mujeres, porque el aborto no es un tema de "mujeres" es un tema de personas, de familias y de la sociedad en su conjunto, y el arrepentimiento y la reconciliación debe de ser para todos los involucrados en el mismo.

d. Es un reto a la comunidad cristiana, tanto a sacerdotes como a laicos: al sacerdote se le pide que guie, apoye y alivie en un camino de reconciliación especial. A los fieles se nos pide también acogerlos en nuestras comunidades para ayudarles a transformar su vida.

e. No podemos leer este párrafo aislado de la carta apostólica y de su definición de misericordia como "acción concreta del amor que, perdonando, transforma y cambia la vida"



Desde Spei mater- Proyecto Raquel ofrecemos acompañamiento en ese camino de reconciliación especial que nos menciona el Papa a las personas que han sufrido un aborto provocado y queremos igualmente ayudar a la formación de laicos y sacerdotes para que puedan apoyar, consolar y ser el verdadero "rostro de la misericordia" que tanto necesita el mundo.

María José Mansilla
Presidenta Spei Mater
(Proyecto Raquel, Proyecto Ángel, Parroquias por la Vida)

viernes, 11 de noviembre de 2016

CARTA DEL OBISPO: ESTE ES EL TIEMPO DE LA MISERICORDIA


Queridos diocesanos:
 
Finaliza en estos días el Año Jubilar de la Misericordia. Y ahora la pregunta que seguramente nos hacemos es: ¿Ahora qué? Estoy convencido de que a ninguno se os escapa que todo lo vivido deja en nosotros una profunda huella. Pero un año jubilar nos pide siempre a cada uno de nosotros un compromiso: un año jubilar es una vuelta a empezar. Ahora toca continuar dándole vida a todo lo que ha sido restaurado en todos nosotros por la misericordia divina. Ahora es el tiempo de la misericordia.
 
El tiempo jubilar ha sido para que todo vuelva a su estado primero de fe, de amor y de esperanza. En nuestro caso ha servido para que la viga maestra de la vida de la Iglesia, la misericordia, recuperara su fuerza y esplendor en todos nosotros. En nuestra experiencia jubilar, si la hemos vivido con autenticidad, se ha recuperado lo que estaba débil en el amor y en el servicio, lo que estaba torcido en nuestra mirada a nuestros hermanos, lo que en nuestra vida había perdido el tono misericordioso de Dios. Hemos tomado conciencia de que necesitábamos la restauración de nuestras vidas en lo que nos da más credibilidad, la misericordia.
 
Por el reencuentro con la misericordia todo ha quedado restaurado en nuestra condición humana. Como nos ha propuesto el “logo” del Jubileo: cuantos hemos pasado por la Puerta Santa, que es Jesucristo, el Buen Pastor que carga sobre sus hombres con nosotros y con todo ser humano extraviado, hemos vuelto a redescubrir nuestra propia humanidad. En el “logotipo” los ojos de Cristo se confunden con los del hombre: se nos recuerda así, una vez más, que “el misterio del hombre sólo se esclarece en el misterio del Verbo Encarnado” (GS 22). A lo largo de este año hemos vivido un reencuentro con Dios, autor de toda misericordia, y hemos hecho lo que teníamos que hacer: recuperar una relación que nos cura del mal pasado que acumulaba nuestro corazón y nos permite entrar renovados en una nueva etapa.
 
 
 
Por eso, lo que toca ahora es pensar en qué va a suceder mañana. Mañana es el día en que hemos de convertirnos en testigos de la misericordia divina. A partir de mañana comienza el tiempo de señalar a todos el corazón de Dios y de decirnos unos a otros que es tiempo de mostrar cómo la misericordia es la viga maestra de una vida plenamente humana. Desde mañana hemos de ser testigos de la Verdad que dirige el mundo: “El Padre es la fuente última de todo, fundamento amoroso y comunicativo de cuanto existe. El Hijo, que lo refleja, y a través del cual todo ha sido creado, se unió a esta tierra cuando se formó en el seno de María. El Espíritu, lazo infinito de amor, está íntimamente presente en el corazón del universo animando y suscitando nuevos caminos” (Papa Francisco, Laudato si’ 238).
 
Como testigos del tiempo vivido que hoy finaliza, trabajaremos para que el mundo, nuestro mundo, beba de la fuente misma de la misericordia. De un modo especial cultivaremos el perdón y diremos a voz en grito, sobre todo con nuestra vida, que no hay misericordia sin perdón, que vivir de acusadores es una farsa del Evangelio y una adulteración del amor de Dios. Diremos que sabemos perdonar, porque hemos sido perdonados por el amor de Nuestro Dios. ¡Cómo cambiaría el mundo si aprendiéramos a mirarnos los unos a los otros con un corazón sanado por la misericordia! A partir de mañana cerremos las heridas que nos impidan amar a los otros.
 
A partir de mañana se ha de convertir en habitual para nosotros la práctica de las obras de misericordia; cada uno ha de sentir y hacer a favor de nuestros hermanos más pobres y débiles lo que se espera de los cristianos. Como dice el Papa Francisco: ¡Cuantas situaciones de precariedad y sufrimiento existen en el mundo de hoy! Por eso, hemos de comprometernos a abrir nuestra mirada misericordiosa y samaritana a cada una de las personas, de las familias, de los núcleos sociales que sufren los problemas que hay en nuestro mundo y, en especial, en nuestro entorno, en cualquiera de los entornos de la sociedad giennense.

 
 
Pidámosle al Señor que nos muestre cada día su corazón, que es generoso y rico en clemencia, sólo en él se ablandará el nuestro para sentir y amar como siente y ama el suyo. No importan dónde estemos ahora cada uno de nosotros en nuestra sintonía de fe con el corazón de Cristo. Si nos es difícil permanecer en él por las dificultades que hoy tenemos para vivir la fe, no olvidéis nunca que el corazón de Dios siempre está donde se ama, especialmente a los más pobres. La sintonía del amor, con corazón de misericordia, nos llevará siempre a la sintonía de la fe.
 
Con mi afecto y bendición.
 
+ Amadeo Rodríguez Magro,
Obispo de Jaén

miércoles, 2 de noviembre de 2016

Proyecto Raquel Jaén participa en el I Encuentro Nacional de Spei Mater.


Spei Mater es una asociación pública de fieles que sirve al Evangelio de la vida. Es decir, su trabajo es acción evangelizadora de la Iglesia misma. Tres son los principales proyectos que se desarrollan  para el cuidado de la vida: el Proyecto Raquel, de sanación integral post—aborto; el Proyecto Ángel, de asistencia personal a parejas y mujeres solas con embarazo no esperado, y Parroquias por la Vida, que promueve la cultura de la vida dentro de la propia Iglesia.
 
 

En nuestra diócesis, por ahora, solo está implantado el proyecto Raquel, compuesto por una red de consejeros, sacerdotes,  psicólogos e intercesores especialmente formados y sensibilizados para ofrecer una atención individualizada a las mujeres y hombres después de un aborto.

Este primer encuentro nacional de Spei Mater ha contado con la presencia de 80 personas de 20 diócesis españolas, procedentes de Galicia, Asturias, País Vasco, Cataluña, Valencia, las dos Castillas, Madrid, Andalucía, Murcia y Canarias. En él se han compartido experiencias y propuestas para el desarrollo de los tres programas anteriormente mencionados.

 
 

María José Mansilla, fundadora y presidenta de Spei Mater, y el sacerdote D. Jesús Chavarría Ibáñez, director espiritual de la asociación, han dirigido el encuentro que ha contado con sesiones de formación a cargo del obispo de Alcalá, D. Juan Antonio Reig Pla, que reflexionó sobre "Construir una cultura de la vida desde la verdadera Misericordia" y el sacerdote D. Jesús Higueras, misionero de la misericordia, que nos iluminó sobre la "Misericordia con las víctimas de la cultura de la muerte". Por otra parte, los asistentes pudimos conocer y escuchar de la mano de Diana Castillo -Directora fundacional- y el Padre Bernardo Ruiz -asesor nacional- el testimonio de la asociación hermana de Argentina «Grávida», que desarrolla desde hace décadas su servicio a la vida en la Iglesia de ese país y se encuentra en especial comunión con Spei Mater.  Durante las jornadas hubo un tiempo especial y privilegiado para la oración, con la ayuda de la música cristiana de José Manuel Montesinos y Paqui Alonso, y la Eucaristía. Tuvimos la gracia de compartir, en la noche del sábado, en la Catedral-Magistral de Alcalá de Henares, una intensa experiencia de adoración y evangelización en la noche junto al grupo «Kerigma».

 

El encuentro nos sirvió para ponernos cara a todos los que estamos trabajando en este ámbito esencial de la pastoral de la Iglesia, a seguir profundizando en el Anunciar el Evangelio de la Vida, en Sanar las heridas producidas en nuestros hermanos por la cultura de la muerte y en Integrar a todas esas personas en la Iglesia, casa de todos.