martes, 10 de enero de 2017

Testimonio de Sanación publicado en Iglesia en Jaén


En el numero 596 de nuestra Revista Diocesana "Iglesia en Jaén" se ha publicado un testimonio de una chica que finalizó hace un tiempo su acompañamiento en Proyecto Raquel Jaén, os lo compartimos:
 
María (nombre ficticio), narra su experiencia tras someterse a un aborto voluntario. Su testimonio es propio, pero en él pueden sentirse reflejadas muchas mujeres que pasan por el mismo trance.  La Misericordia de Dios, el perdón y la paz le llegó a través de Proyecto Raquel. Así lo cuenta.

¿Qué te llevó a practicarte un aborto?

Cuando menos lo pensaba , me vi enfrentada al episodio más duro de mi vida, hasta ahora. Después de muchos esfuerzos tenía por fin preparado el proyecto que siempre había soñado. Lo había dejado todo para emprender esa aventura , que esperé por años realizarla. Estaba vulnerable emocionalmente, tras haber pasado por momentos muy tristes y un quiebra sentimental importante los meses anteriores.

Algo que no tenía en mente en ese momento, sucedió. Me enteré que estaba embarazada, tres semanas antes de iniciar una nueva etapa en mi vida para la que me había estado preparando hace tiempo. Siempre había querido ser madre, pero nunca en las circunstancias que estaba envuelta en esos momentos. Con un padre con el cual no había lazos afectivos profundos, ni planes de estar juntos en un futuro. Así que tomé una decisión, junto con el padre de mi bebé.

Este en un resumen breve de los antecedentes previos del inicio de esta triste pero experiencial historia de mi vida.

 


¿Cómo viviste el trance de abortar?
Realicé el aborto. No le conté a nadie de mi familia, solo me apoyaron tres amigas, dos a la distancia, y una de forma presencial. El padre no me apoyó absolutamente. Me sentí desamparada, confundida, desilusionada de todo.

Tenía 7 semanas mi bebé Alonso. Lo enterré en un lugar precioso debajo de un árbol en el campo de mis padres en mi pueblo natal. Me despedí de él, le escribí una carta y lloré mucho rato sin parar, fue un momento intimo entre él y yo. No sé cómo tuve la fortaleza, pero seguí mi camino.

¿Y después, cómo siguió tu vida?
Después no tuve la oportunidad de ir a un médico para que me evaluara y, al tiempo, me sentí muy enferma. Pero debía instalarme en una nueva ciudad dónde iba a poder realizar mi "sueño" y encontrar un sitio para poder vivir. Habían empezado las clases y ya tenía trabajos por hacer. Por lo que, postergué mi salud unos días, hasta que no soporté más y fui al médico.

Además de tener una infección en mi riñón, encontraron signos de embarazo, por lo que tendría que someterme nuevamente al mismo proceso (con pastillas). El mal sueño no acababa nunca. Gracias a Dios, caí en unas buenas manos de una médico ginecóloga, quien fue muy humana en el ejercicio de su profesión al comprender mi situación tan difícil, sobretodo, al ser empática con respecto a las condiciones en que había realizado el aborto y la soledad en la que me encontraba en ese instante. Desde ese minuto, a pesar de que me sentía totalmente derrumbada, lejos de mis seres queridos, sin apoyo del padre del bebé, aún sin poder creer lo que había hecho y lo que estaba viviendo, empezaron a aparecer personas luminosas en mi camino.

Mis compañeros de piso me apoyaron desde el primer momento que les conté lo que me pasaba, sin conocerlos mucho aún, deposité mi confianza en ellos y, desde ese minuto formamos una familia.

Siguieron pasando sucesos difíciles, mi salud estaba muy frágil, jamás me había sentido así. Luego me di cuenta que además de tener mi salud física muy deteriorada, mi salud mental y espiritual estaba igual, por eso no podía salir adelante. Estuve en un estado etéreo varias semanas, no me estaba dando cuenta de lo que me pasaba ni de lo que pasaba a mi alrededor. Cuando caminaba por las calles, y pasaba por fuera de una iglesia, aunque fuera de camino a la universidad u otro sitio, tenía que entrar, era una especie de “necesidad intrínseca y profunda”. Cuando salía de la iglesia me sentía mejor, luego de pedirle mil veces perdón al Señor y a la Virgen, sin embargo, al pasar unas horas, me sentía nuevamente en un hoyo negro, triste muy triste, suspiraba a cada momento. Era como si tuviera algo atrapado en mi corazón y al suspirar intentaba expulsarlo.

¿Cómo conociste Proyecto Raquel?
Un día, mi amiga y compañera de piso, me habló acerca del duelo e intentó que me diera cuenta de que necesitaba ayuda, porque me veía muy mal. Gracias a esa conversación, logré despertar un poco y cogí fuerzas, que creía que ya no las tenía, y comencé a buscar por Internet. No sabía cómo empezar, pero empecé a leer sobre síndrome post aborto y luego, buscando y buscando encontré un video en Youtube de una conferencia de María José Mancilla  (directora de Spei Mater) que hablaba del síndrome post aborto, sobretodo de las heridas por el aborto y lo que me atrajo más fue que dijo que si es posible abrir una puerta a la esperanza, de que si es posible salir de ese trauma, de ese dolor. Lo abordó desde el aspecto espiritual, de sanar la herida del corazón. Eso es lo que yo buscaba! Suspire y lloré en ese momento, pero de alivio, al saber que podría buscar ayuda y esa ayuda calzaba perfecto a lo que necesitaba en ese minuto.

Busqué Proyecto Raquel, encontré una dirección de correo electrónico y les envié el siguiente mensaje:

Estimados:

Junto con saludar, les escribo para pedirles información y orientación acerca del Proyecto Raquel. Me he enterado por internet acerca de este proyecto y es justamente lo que ando buscando. Actualmente estoy sin redes de apoyo familiar ni social. Necesito apoyo psicológico y principalmente espiritual, tengo miedo de estar cayendo en depresión , ya que no sé cómo afrontar ni manejar el dolor y heridas en el corazón que me han dejado la realización de un aborto. No tengo apoyo y me es difícil hablar el tema con la gente que me rodea ahora en estos momentos .

Por favor, si me pudiesen orientar y ayudar se los agradecería infinitamente

Estaré muy atenta a su respuesta

 

¿Cómo te acogieron desde Proyecto Raquel?
Como ser humano cometemos muchos errores y uno de ellos es ser prejuicioso, según mi opinión. De forma equivocada pensé, antes de conocer sobre el Proyecto Raquel, de que la Iglesia y las personas que profesan nuestra religión católica jamás podrían ayudarme, que me juzgarían y que no comprenderían la situación por la que yo había pasado, lo que yo había sido capaz de hacer. Desde el primer día que estuve con mi "consejera", de quien estoy profundamente agradecida, me sentí aliviada, volví a coger fuerzas para seguir adelante en mi sanación espiritual.

Podría seguir escribiendo hojas y hojas de texto para intentar reflejar todas las emociones y vivencias que experimenté durante todos los encuentros que tuve en las distintas etapas que Proyecto Raquel me proponía, que tal como me señaló mi consejera, era un instrumento a través del cual Dios quería que yo supiera que Él estaba en todo momento conmigo y que si me podía perdonar, mi hijo también y que yo también tenía la capacidad de perdonarme.

Me siento profundamente agradecida de que el proyecto Raquel se hiciera presente en mi vida en esos momentos tan grises, de poder haber encontrado la reconciliación y el perdón de Dios. Las circunstancias de mi vida en ese período hicieron que mi proceso fuera más veloz que el de otras mujeres y, me siento afortunada y bendecida por ello. Porque sé que a otras mujeres este camino se les torna más pedregoso y extenso. Pero, quiero transmitirles a otras mujeres, a través de mi experiencia, que todas tenemos la fortaleza interna de salir adelante, lo más importante que contamos con personas que nos pueden acompañar en este sendero espiritual en la búsqueda del perdón de Dios y la Virgen, y de nuestro propio perdón.

¿Y cómo fue tu encuentro con ese Dios, que es Misericordia con todos sus hijos?
Como les mencioné anteriormente, al volver a reencontrarme con Dios, con la posibilidad de que Él me pudiera perdonar, y de que mi hijo también lo hiciera, comenzaron a aparecer personas luminosas y llenas de amor en mi camino, una de ellas es mi actual pareja, quien me tomó de la mano y me ayudó también en todo este proceso. Ahora, formaremos un proyecto de vida juntos y por supuesto, en un futuro, quiero tener hijos y darles todo el amor que a mi hijo Alonso no le pude dar de forma física.

Hace poco tiempo escuché en una misa una canción y una frase se quedó en mi memoria:  "El señor es mi luz y mi salvación, ya no camino en tinieblas". Un abrazo fraterno para todos vosotros.